martes, 18 de noviembre de 2008

Kensintong

La mejor receta para la añoranza, mezcla de idiomas, colores, razas y alfabetos, siempre abierto a aquel que se siente perdido, andando por sus calles jamas te sentirás extraño.

martes, 11 de noviembre de 2008

Cómo poner en alerta a todo el departamento de bombero de Toronto con un filete de Salmón.


Parece complicado eh, pues es sencillo tan solo necesitas tener hambre, una sartén y una alarma anti-incendios estratégicamente colocada encima de la cocina.

Así estaba yo tranquilamente haciéndome mi trozito de salmón a la plancha cuando al minuto siguiendo un espantoso ruido invadió toda la casa... genial mi pobre filete había hecho saltar la alarma de incendios. Al principio me quede congelada con la sartén en mano esperando que de un momento a otro un apuesto bombero echara la puerta abajo y me salvara de... de... de mi salmón?.

Cuando volví en mi enseguida agarre un taburete y en plan malabarista intente infructuosamente apagar el maldito aparato, mientras hacia funambulismo a un metro del suelo pensaba que al menos si me caía y me abría la crisma los bomberos estaban de camino.

Al rato el maldito aparato dejo de sonar, suspiré aliviada sin saber que lo mejor estaba por venir!!. Al no haber conseguido apagar el maldito aparato a tiempo este hizo saltar la alarma de todo el edificio, si si, de las 36 plantas del edificio!!!

Oh oh, la cosa iba de mal en peor sin teléfono fijo, mi móvil sin batería, ninguna manera de llamar al conserje. En medio del ataque de pánico salí corriendo con intención de bajar en persona y avisar al conserje del error. Muy espabilada si señor, lógicamente los ascensores estaban bloqueados, y así acabó mi carrera conmigo dando vueltas por el pasillo sin saber que hacer, entre que me bajaba los 23 pisos tenia ya a todo el departamento de bomberos en el edificio para darme a bienvenida!!

Gracias a dios entre todo el ruido y la estupidez de la situación una pequeña gran idea logro hacerse paso... Skype!!! Bendita sea Internet!!


La situación de estress había limitado drásticamente mi locuacidad y no conseguía decir más que no fire .. salmon salmon.. así después de cuatro llamadas durante las cuales el conserje debió pensar que además de a los bomberos debería haber llamado al psiquiátrico, conseguí hacerme entender y al rato ceso la maldita alarma!.

Al poco avisaron por megafonía que había sido una falsa alarma y que en breve los ascensores volverían a la normalidad.

Gracias a dios esto no es Amsterdam sino el mensaje hubiera sido muy distinto, del estilo "Sr González de la suite 2313 usted a hecho saltar la alarma de incendios haciéndonos perder todos el tiempo"... bueno que hubiera hecho muchos amigos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Historias de mi ascensor


Vivo en un piso 23 con una estupendas vistas a la CN Tower de Toronto, es genial porque por la noche está iluminada y va cambiando de formas y colores y como eso de las persianas aquí no se estila, debemos ser uno de los únicos países a los que le sobra la luz, pues no me hace falta ningún tipo de droga para flipar en colores por las noches.
Pero lo mejor de mi piso 23 es el ascensor!!!, el primer día que entre pensé genial 23 pisos dan para algo más que hablar sobre el tiempo tal vez pueda conocer a alguien. Así que entre puse la mejor de mis sonrisas y le dije bueno días al tipo que había dentro, este me miro y su cara paso de mmm nos conocemos a ufff tal vez iba demasiado borracho aquel día, y acabó devolviéndome el saludo con una sonrisa embarazosa.


Así aprendí mi primera lección en Toronto. “we are not nice people”

Las mañanas mi ascensor es peor que la hora punta en Madrid, los tiempos de espera van de 5 a 15 minutos, así que lo que hago es levantarme ir a llamarlo y luego ya me ducho y me visto etc.. esta mañana me encontré con un tipo en el pasillo el cual me miro algo extrañando al ver mis pintas entre zombie y punk, pero yo que ya había aprendido bien mi lección le mire con cara de pocos amigos, cosa que no me resultó nada complicado dadas las hora de la mañana y lo absurdo de la situación y todo quedo en eso.

Aquí en Toronto la gente no ha perdido del todo los orígenes nómadas y se mueve cargados de cosas, el portátil, todo tipo de bolso, bolsas y mochilas y aun así les quedan manos para llevar el café y hablar por móvil... increíble todo un espectáculo de coordinación.
Y si curioso son las cosas que llevan por la calle más curiosas son las que llevan en el ascensor, la más frecuentada es el carritos de la compra del super, debe ser que como aquí no pagan por ellos pues para que dejarlo en el supermercado mejor me lo llevo a casa!!!. Bien pensado yo porque en Madrid no tengo ascensor que si no a mi vuelta me hacía con uno, total por un euro ya no compras nada ni en los chinos.
También he visto llevar algún percheros con ruedas, muy útiles si te piensas llevar la tienda entera. Y lo más raro de todos, lo que mi parecer era un neumático de coche, me pase los 23 pisos dándole vueltas a que leches iba a hacer el buen hombre con el neumático, y no se me ocurrió nada, al menos claro está, que al no caberle el coche entero lo estuviera subiendo a piezas.
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Stories about my elevator

I live on the 23rd floor with a view of the CN tower. It’s great because at night it’s lit up with lights that change colour and shape, as I don’t have blinds in my apartment. I can get high on drugs without actually taking them as a result of these lights that shine through my window.
But without a doubt the best thing about my apartment is the elevator. The first day I thought, “cool 23 floors will allow more than just small talk. Maybe I can meet someone.” With this thought I got into the elevator and with my best smile I said hello to the guy who was inside. He looked at me puzzled as if asking, “Do I know you?” and then answered me with an embarrassing smile as if he was thinking maybe I met her when I was really drunk and have since then forgotten.
That´s how I learned my first lesson in Toronto. Torontonians are not nice people.
Mornings at my elevator are worse than the rush hour in Madrid. Waiting time goes from 5 up to 15 minutes. That´s why I decided to call for the elevator just after I get up, and after get ready to go to work. This morning I bumped into a guy at the corridor, who looked awkwardly at the way I looked with my nice pajama, bare feet, disheveled. But I had already learnt the lesson “we are not nice people,” so I shrugged and stared at him like saying so what.
Here in Toronto people are still attached to their nomadic origin. For that reason they walk through the city carrying all kinds of stuff; the laptop, all kinds of handbags, bags and backpacks. Even then, they manage to speak by mobile and drink coffee, all at the same time. It is a great exhibition of coordination.
But if strange are the things they carry on the street, stranger are those that carry into the elevator. For example shopping carts, as here you don’t have to pay for them why should you return it! Though, thinking on it with perspective it´s not such a bad idea. We pay 1€ for a shopping cart, currently there isn´t many things you can buy with 1€. However, I live on the third floor without elevator that´s why I love to travel light.
Other examples of things they carry are rolling racks, a good idea if you are thinking about buying the whole shop. But the strangest thing without any doubt was a tire. I spent the 23 floors thinking about what he was going to do with the tire, and I wasn´t able to figure out anything. Unless, that as he wasn´t able to get the whole car in the elevator. He was actually carrying it piece by piece.


martes, 4 de noviembre de 2008

A Toronto pasando por el Barrio Rojo

Teletransporte, definitivamente en eso debieron pensar los de la agencia de viaje cuando me ofrecieron un vuelo a Toronto con una escala de 50 minutos en Bruselas con cambio de terminal incluida, pero desgraciadamente ya sea porque aquel día andaba yo muy cansada o porque en la época no vi suficientes capítulos de Start Treck, pues eso, que por mucho que lo intente, no me moví del sitio y para cuando conseguí salir del avión por el método tradicional es decir a pie, mi avión hacia Toronto ya había despegado.
Así que allí estaba yo toda mona con unas ojeras que me llegaban hasta los bolsillos en la cola del mostrador de transfers de Brussels Airlines con otros 20 pringados entre los que no se encontraba ningún fan del Sr. Spock. Cuando tras una hora larga de hacer amigos y compartir experiencias logré llegar al deseado mostrador, les dio pena que dejara Europa sin haber hecho algo más de turismo, por lo que me mandaron para Amsterdam.
Dos horas después otra vez en el avión, mi piloto que parece que ya había hecho una que otra visita algún coffe shop no conseguía encender el "osdtgeoie" ( así sonaba en holandés ) de un motor. Y yo ya me veía protagonizando el corto de la vuelta al mundo en 80 días.." la vuelta a Europa en 8 horas", en mi afán de coger algún vuelo hacia Toronto.
Por fin despegamos, y la azafata debió verme tan acalorada por la situación que decidió refrescarme con un vaso de agua, solo que el resultado no fue exactamente el buscado.
Así que allí estaba yo, en Amsterdam toda mojada y a 10 minutos de que saliera mi vuelo. Y de "La vuelta al mundo en 80 días" pase a " Corre Lola Corre"... mientras por la megafonía los siempre amables holandeses le gritaban a los cuatro vientos que Sara González estaba retrasando su vuelo y que si no procedía inmediatamente a la puerta E17 procederían a desemabarcar mi equipaje. Además de bordes cínicos. Mi equipaje estaba en Bruselas, pero eso ya es otra historia.

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To Toronto stopping over at the Red light District

Tele-transport. Definitely, that is what my travel agent should have been thinking when he offered me a flight to Toronto with a fifty minute stopover in Brussels. Unfortunately, either because Scotty was pretty tired this day or because I didn’t see enough star trek chapters when I was young, nobody beams me up. It didn’t matter how hard I tried. I didn’t move an inch. So by the time I could get out of the plane. Of course, by the traditional way, that is on foot. It was too late. My plane had already departed.
So there I was in the line of Brussels airlines transfer counter with twenty other wretches. Among us there wasn’t any Sr.Spock fan, that’s why tele-transport didn’t work for any of us.
After one hour waiting in line, making friends and sharing experiences, I reached the transfer counter. Once there they feel sorry for the fact that I was leaving Europe without knowing so many places. So they decided that I should also stop over in Amsterdam before going to Toronto.
Two hours late I was again on a plane, this time towards Amsterdam. It seemed that the pilot had already done a visit to Amsterdam’s famous coffee shops, because he wasn’t able to switch on the “osteegoid” (that’s what I understood) in one of the plane’s motors. Thirty minutes after, I was still waiting for the pilot to fix whatever he needed to fix. As I ran out of time to catch my next plane, I started to visualize my self as the main character of the short version of “Around the world in 80 days.” It was going to be called “Around Europe in 8 hours.”
Finally we took off. The stewardess saw that I was heated because of the situation and decided to try to refresh me with a glass of water. However, given the turbulences, the outcome wasn’t the expected. And the water ended up all over me instead of inside me.
One hour later I was in Amsterdam, all wet, and with just 10 minutes to catch my next plane. So from being the main character of “ Around the world in 80 days” I became the main character of “Run Lola Run”.
And meanwhile on the airport PA system the nice Dutch announced, “ Sara Gonzalez, you are delaying the flight. If you don’t proceed imminently to gate number 17, we will proceed to unload your luggage.”
Besides unpleasant Dutch are cynical, my luggage was in Brussels, but this is another history.

lunes, 3 de noviembre de 2008

INFIEL


No recuerdo cuando empezó todo, el polvo se ha amontonado sobre el origen como sedimentos de una época pasada.
En un principio nada tenía mucho sentido, imágenes desordenadas, sonidos, sensaciones que se agolpaban en mi cabeza provocando emociones primarias, hambre, deseo, dolor.
Con el tiempo los colores dieron paso a una imagen más elaborada de la realidad, las piezas poco a poco fueron formando mi mundo y del desorden y el caos nació un nuevo escenario mucho más minucioso y precioso y un yo más consciente. Había pasado la época de experimentar.
Llegó entonces la de conocer, la de explorar. Cada curva, cada espacio, cada trozo suyo lo vivía como si fuera único mi curiosidad no tenía límites y el más nimio de los detalles a mis ojos era el más magno de los hallazgos, pero el asombro y la familiaridad nunca fueron buenos amigos y el tiempo convirtió la curiosidad en costumbre y la agitación en tranquilidad.
Fueron aquellos, instantes de calma, calma promovida por la seguridad, la certeza de la rutina. Reconocía su pulso como el ritmo de mi reloj, sabía que escondía cada uno de sus callejones, conocía sus hábitos, manías, vicios. No había más secretos que descubrir, no me aguardaba ya ninguna sorpresa, nada alteraba la paz de mi resguardada pero limitada existencia.
Pero la tranquilidad que se llevo el desasosiego mató la inquietud. Entonces me extravié y todo se detuvo, fue como perderse en la palma de mi propia mano. Lo que antes era asombroso y después entrañable, ahora era ajeno. De tanto mirar dejé de ver, y aunque todo seguía allí, ya no estaba en mí
Mi nuevo estado generó desconcierto, desorientación y me hizo buscar de nuevo, de miradas furtivas a escapada. Y como quién prueba una cuchara pasé a querer dos y por fin a no conformarme con los retales de mi vida. 30 años después del comienzo, mis maletas están hechas y junto a ellas descansa un billete de avión.

Han empezado a desmontar el escenario, los colores escapan de las formas volviendo a bailar entre ello. Es la melodía de la huida, la vuelta de la confusión. Es el presagio de una traición, la Infidelidad a la ciudad que me vio Nacer.